A todas las Hermanas y a los seglares que con nosotras comparten vida y misión.
Aprovecho la oportunidad que nos brinda este tiempo litúrgico del Adviento para compartir con todos una reflexión sobre el mismo.
Hace unos días se envió un video con unos sencillos testimonios personales sobre el tema de la oración, donde varias hermanas y varios seglares contaban qué significaba para cada uno la oración. Algunos habéis expresado vuestra sintonía con esta iniciativa, conscientes de que las palabras dichas desde el corazón a la vez que nos enriquecen acentúan los lazos de pertenencia corazonista entre nosotros.
Las Hermanas hemos celebrado el día 28 de noviembre, en la intimidad de nuestras comunidades, de manera gozosa, el centenario de la aprobación de nuestra Congregación y de sus Constituciones, que son para nosotras la guía segura por donde avanzar en el seguimiento de Jesús, conforme a la llamada que hemos recibido. Con sencillez, intentamos hacerlas vida y compartir con vosotros nuestra alegría.
En este tiempo de adviento, que ahora comenzamos, leemos desde la fe la realidad pandémica que nos ha tocado vivir, con todo el dolor, incertidumbre, cansancio y crispación que conlleva percibimos los signos de vida, de aceptación, de creatividad, de solidaridad que en muchos han generado las circunstancias y vemos - como Madre Isabel-, a Dios fortaleciendo y fortaleciéndonos.
En Adviento brillan las luces de nuestras calles invitándonos a salir de la oscura monotonía y a mantener la ilusión. Brillan para todos y encierran el trémulo mensaje de esa universal fraternidad que quiere el Señor.
El adviento es el camino que hay que recorrer hacia la Luz que es Jesús. Es tiempo de alumbrar, de avanzar, de salir de nosotros mismos y de pensar en los más necesitados.
Que sea la Caridad el único móvil de nuestro actuar, nos pedía Madre Isabel. Como familia corazonista estamos llamados ahora a acentuar la práctica de esta virtud y en adviento de manera especial, encontramos diariamente ocasiones para ello.
Desde el lugar en el que estamos, sin ir más lejos, podemos alumbrar la oscuridad de nuestra vida y de nuestra familia o comunidad con la luz del trato amable y cariñoso. Con nuestra comprensión hacia las debilidades de los demás; con nuestra alegre apertura; nuestra humildad y constante paciencia en el roce diario, haremos que la luz de la presencia de Dios brille en nuestro entorno.
Avancemos por el camino del Adviento dejando atrás las tinieblas de nuestros miedos, de nuestras desconfianzas, de nuestra apatía y desinterés. Confiemos en que el Señor siempre, siempre, nos ha de ayudar Y digamos desde el corazón, como el lema de este año nos recuerda: ” POR TI ”; por Ti, Señor, acepto aquello que me viene impuesto y que me confronta, que me cuesta comprender; por Ti, dulcifico mis palabras y actitudes; por Ti, práctico la generosidad y la servicialidad; por Ti, doy ese primer paso humilde que tanto me cuesta; por Ti…
Preparemos nuestro corazón para recibir a Jesús en esta Navidad, hagámoslo de la mano de María, cuya fiesta de la Inmaculada pronto celebraremos.
Oremos con confianza y digamos : " Maranatha - ¡ven Señor¡ ", para escuchar sus palabras llenas de vida: " Ero cras ", ¡Yo vengo pronto ¡ .
Con amor fraterno:
Hna. Flori Ocaña
Superiora Provincial
Cáceres, 30 de noviembre de 2020
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